Érase un héroe del espacio que fue el que creó moda en los héroes del espacio que vinieron luego, aunque ya se le vean las costuras y la edad que tiene. O sea, Flash Gordon.
Se plantea publicar la etapa inicial de Alex Raymond. En un par de tomos, igualito-igualito que la edición anterior de otra editorial que ahora mismo no recuerdo (¿Planeta?). Como ha salido en USA una edición muy molona con la topper de Jungle Jim («topper» de «top», la serie que viene encima para dominar el espacio de toda la página del periódico), logramos convencer al editor de que hay que tirar por ahí. Y tiramos. Con un formato muy grande, aunque no tan grande como el americano, y en cinco libros que quedaron muy aparentes (y de los que me queda el lamento de no haber traducido yo la parte de Flash Gordon).
Nos preguntan lo de siempre, la pregunta más tonta en este negocio: ¿Cuántos tomos van a ser? Complementada con la otra genialidad: ¿Hasta dónde vais a publicar Flash Gordon?
La respuesta es obvia: hasta donde los lectores quieran, serán los tomos que quieran. Alguien de otra editorial se burló cuando se le dijo «Queremos publicarlo todo». Ese alguien solo publicó un tomo que no tuvo continuidad. Nosotros hemos perdido ya la cuenta de cuántos libros de Flash llevamos.
A lo que iba, que me enrollo: Después del Flash de Raymond le toca al de Austin Briggs. Lo editamos en dos tomos, a todo color y sin remontajes. Ahí ya traduzco yo por fin (sí, soy de los que les gusta Flash Gordon). Viene ya sin Jungle Jim y cambiamos de formato al horizontal que es casi la seña de identidad de la línea («Horizonte ilimitado» era el título que yo propuse para estas series). El niño-viejo lector completista se queja porque no seguimos con Jungle Jim. Se nota que no ha leído las últimas páginas que hemos publicado, dibujadas por el cuñado del primero que pasaba por la redacción. Tampoco nos cree cuando decimos que no solo el material no merece la pena, sino que no hay de dónde sacarlo.
Volvamos a Flash Gordon. Lo que quiere el lector es el Flash Gordon de Dan Barry. Yo también. Pero el Flash Gordon de Dan Barry ha sido publicado un par de años antes, en un solo tomo que no tuvo continuidad. ¿Qué hacemos? ¿Editamos otra vez lo mismo o hacemos de coche escoba y seguimos donde los otros pararon?
Entonces se nos ocurre que, puesto que somos tan completistas como nuestros lectores (eso que Jesús Yugo llama «público objetivo» y que yo puntualizaría a «público objeto» o «público target») tenemos que recuperar las tiras diarias de Austin Briggs antes y así espaciar en un año el recuerdo de la edición anterior.
Las han publicado en Italia en dos tomos esas tiras de Briggs. Vamos a por ellas. El primero de los libros viene psé. Hay que hacer un trabajo de restauración enorme. Es el segundo de los veranos, o el tercero, que Jesús se queda sin vacaciones (ya lleva seis). El segundo tomo, cuando nos llega con mucho retraso, es un horror lovecraftiano: todas las páginas traen dos circulitos minúsculos en la parte izquierda, faltan trozos de dibujo, las bocas y las narices de las chicas han desaparecido. Los circulitos, nos damos cuenta pronto, son porque el material procede de los recortes que alguien ha atesorado y guardado en un clasificador: es la huella del troquel de las anillas.
Sudando la gota gorda y jurando en arameo, Jesús recompone las tiras hasta donde puede, guiándose de alguna edición en cbr donde el material a veces (solo a veces) se ve algo mejor. Un inciso para aclarar que el material en cbr, incluso cuando está más nítido, y no lo está siempre, no sirve para impresión: la resolución es mínima. Gracias. Otro inciso para recordar que el cbr me sirve, como traductor, para ir guiándome en lo que dicen originalmente: no sé traducir más que del inglés.
Bien, por fin publicamos las tiras diarias de Austin Briggs en dos tomos. Ya llevamos 9 libros de la serie. Ahora toca el salto mortal sin red.
Pero de Dan Barry ya hay un tomo que es justo lo que nos toca publicar. Cierto, hemos conseguido distanciarnos un par de años más respecto a la otra edición, que incluso está por ahí saldada.
Lo podemos publicar y jugarnos el cuello y que no lo compre nadie, esperando al tomo siguiente. O nos lo podemos saltar y entonces sí que rodarían nuestras cabezas.
Entonces se me ocurre una trampa saducea: publicarlo, claro, pero con más páginas que el tomo que ha publicado cinco años antes Panini. Incluyendo una aventura más. Alea jacta est. El lector coleccionista, si quiere tenerlo todo, tendrá que comprar el tomo de Dolmen… o quedarse sin una historia.
Otro inciso para aclarar que ninguna edición anterior de estos materiales nuestros tiene la calidad que tiene nuestra edición: Jesús Yugo no trabajó para ellos.
La jugada sale bien y el número 1 del Flash Gordon de Dan Barry arrasa. Eso nos permite seguir con lo previsto: la publicación de todo lo que sea posible. Con los handicaps de siempre: el mal estado del material y bla bla bla.
Entonces nos llega del cielo el material, en color, de Mac Raboy. Dominicales. Material para unos diez o doce tomos.
De nuevo la duda: Los lectores quieren a Barry. Nosotros, público target, queremos a Barry. Pero Manolo Raboy no se ha publicado nunca en color… en ninguna parte del mundo, por cierto.
Decisión salomónica: si podemos mantener la cadencia de tres números al año, que sean dos de Barry y uno de Raboy.
En eso andamos. Claro que no tuvimos en cuenta que el material en color de Raboy necesita dos meses y pico de restauración por cada libro. Y que vamos siempre con prisas y tenemos que entregar dos libros al mes. Cada vez que terminamos un tomo de Raboy ponemos velas al Cristo de la Santa Paciencia y Protector de los Restauradores. Siempre le digo a Jesús que, bueno, hasta el año que viene no tendrá otra vez que volverse loco con la restauración (inciso again: a veces los colores vienen corridos y hay que centrarlos; a veces la primera tira viene en blanco y negro y hay que colorearla guiándose por cómo es el color del resto de la página).
Eso hemos hecho: hacia noviembre-diciembre, un tomo de Mac Raboy.
Llevamos muchas series adelante y hay que conjugarlas. De Flash Gordon publicamos este año dos tomos de Barry y, en vez del que tocaría de Mac Raboy (y Jesús mucho me lo agradece), hemos publicado el especial de Al Williamson.
Así que el tomo de Raboy que tocaría en diciembre pasa a enero del año próximo. No hay más misterio (lo siento, Jesús, te va a tocar otra vez).
Flash Gordon , la viga maestra de la space opera.
Yo le tengo cariño a los números de la difunta editorial Valenciana con los Skorpi, el barón Dak Tula y claro MING.
Cuando alguien publica hace poco una etapa fundamental de un personaje, te pasa como a Forum con los pocket de ases de Conan, hay que saltar o vas a saturar a la gente.
Y más ahora con todas las alternativas que hay.
Mucha suerte y ánimo, Mongo confía en ustedes señoras y señores.
He oído sobre este personaje, pero no lo conozco, me ha entrado curiosidad.
Por cierto, muy bonito el blog, pero echo en falta las fechas en las entradas (o soy muy torpe y no veo donde está)
Saludos desde el exilio